Científico, historiador e ideólogo norteamericano nacido cerca de Liverpool (Inglaterra) el 5 de mayo de 1811, hijo de un predicador metodista aficionado a la astronomía.
Como no podía graduarse en Oxford o Cambridge debido a su filiación religiosa, Draper estudió química en la recién fundada Universidad de Londres. En 1832 se trasladó a Virginia, junto con su familia, a una comunidad metodista que habían fundado años antes unos parientes en aquellos virginales lugares de la América del Norte. Se licenció en 1836 en medicina en la Universidad de Pensilvania y desde 1839 hasta su fallecimiento, el 4 de enero de 1882, ejerció como profesor de química en la Universidad de Nueva York.
La fama inicial de Draper tuvo que ver con el papel de pionero que ocupó en los inicios de la fotografía: se le atribuye el primer retrato del rostro humano (el de su hermana Catalina, y sobre todo el de su hermana Dorotea, junio de 1840, que pasa por ser el retrato fotográfico más antiguo que se conserva), las primeras fotografías de la Luna (1839-1840) y las primeras fotografías utilizando un microscopio (la bibliografía norteamericana sitúa en 1837 la invención de la fotografía por Draper, dos años antes de que Daguerre anunciara su descubrimiento). De cualquier modo su principal aportación a la ciencia fueron las investigaciones que realizó sobre la energía radiante, basadas en los análisis espectrales que llevó a cabo sobre sustancias incandescentes, en las que colaboró también su hijo Enrique Draper (1837-1882), quien fue pionero de la fotografía astronómica y de la espectroscopia. Escribió varios libros de texto, que fueron los más utilizados en su tiempo, como su Fisiología humana (1856), enriquecida con admirables microfotografías.
En 1863 publicó la Historia del desarrollo intelectual de Europa, obra que fue traducida a varios idiomas, entre ellos el español, y en 1867-1870 los tres volúmenes de una Historia de la Guerra Civil [norte] Americana, obra muy documentada que fue bien recibida.
Pero el libro que le iba a hacer más conocido apareció en 1874: Historia de los conflictos entre la religión y la ciencia, obra que constituye hoy día un clásico, y en la que el científico positivista se une al apologeta metodista para ofrecer como síntesis una visión reductora consistente en presentar al catolicismo como el freno eterno del progreso.
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